El pasado 30 de agosto, en el marco del Mes de la Solidaridad, la Pastoral de Duoc UC se reunió en el Santuario de San Alberto Hurtado para vivir una jornada de fe, gratitud y servicio. La instancia buscó marcar un cierre significativo al mes dedicado al santo chileno, cuya vida fue testimonio de entrega a los más pobres.
Este año no se realizó la tradicional peregrinación al Santuario, pero la comunidad pastoral no quiso dejar pasar la oportunidad de dar gracias a Dios y celebrar lo vivido durante agosto. Se reunieron más de 4.500 kilos de alimentos destinados a comedores solidarios, signo concreto del compromiso de los estudiantes y colaboradores con quienes más lo necesitan.
La jornada comenzó con la Eucaristía presidida en el Santuario, para luego dar paso a un almuerzo solidario con personas en situación de calle, compartiendo la mesa como hermanos. “No quisimos que la celebración quedara solo entre nosotros, sino que también fuera junto a ellos, que son el foco de nuestra solidaridad. Nos sentamos juntos, compartimos el mismo pan y el mismo almuerzo. Fue un momento muy eucarístico y profundamente humano”, expresó Pablo Ibarra, especialista de Solidaridad de Pastoral Duoc UC.
La experiencia marcó profundamente a los participantes. María Paz Espinoza, titulada de Ingeniería en Administración de sede San Bernardo, destacó el espíritu comunitario vivido en el Santuario: “Comenzamos el día con la misa y luego visitamos la cripta de San Alberto Hurtado. Después vivimos una fiesta llena de alegría, juegos, cantos y oración, donde cada gesto reflejaba fraternidad. Fue una experiencia transformadora, que nos recordó que juntos podemos construir una comunidad más unida, alegre y llena de esperanza”.
Por su parte, Carlos Gallardo, estudiante de Ingeniería en Construcción de sede Puente Alto, compartió: “Me sentí conectado con el sentido profundo de la celebración. Lo que más me marcó fue la reflexión sobre mirar más allá de uno mismo, ayudar al prójimo y comprometerse con quienes más lo necesitan. San Alberto Hurtado nos recuerda que el servicio y el amor al prójimo son caminos para vivir plenamente la fe”.
La Misa de la Solidaridad se transformó en un hito de agradecimiento y encuentro fraterno, donde estudiantes, titulados y colaboradores pudieron experimentar la presencia viva de Cristo en la mesa compartida con los más pobres, siguiendo el ejemplo del santo del Hogar de Cristo.
