Un significativo regalo recibió el Papa Francisco el pasado 3 de julio, enviado por la Pastoral Duoc UC y que representa el espíritu de una gran parte de los jóvenes chilenos, en especial de aquellos que integran nuestra institución.
La cruz fue entregada al Papa Francisco por Monseñor Alberto Lorenzelli, obispo auxiliar de Santiago, quien estaba de paso por el Vaticano. El Santo Padre la recibió horas antes de ingresar al hospital Gemelli a una cirugía de colon, acogiendo esta cruz como un signo de fortaleza y vida. Monseñor Lorenzelli detalló que el Papa Francisco envió a toda la Comunidad Duoc UC su gratitud por este hermoso gesto y se comprometió a rezar por cada uno de los miembros de nuestra institución.
Se trata de una cruz pectoral cuya madera fue rescatada desde los escombros de la Parroquia de la Asunción, en Santiago. Esta Parroquia sufrió severos daños durante el estallido social que vivió nuestro país en octubre de 2019. Al año siguiente, en la conmemoración del estallido social, el templo parroquial de esa comunidad fue vandalizado y quemado.
A inicios de este año y bajo el alero del proyecto Sursum Corda, Reconstruyamos nuestra Iglesia, jóvenes pertenecientes a la Pastoral de Duoc UC y a las carreras de Prevención de Riesgos, Construcción y Restauración de Bienes Patrimoniales, participaron en el retiro de escombros, reparación y rescate de elementos patrimoniales de la Parroquia afectada. En vistas a la necesidad de esa comunidad, los estudiantes y colaboradores de Duoc UC se movilizaron y quisieron poner sus manos al servicio de esos hermanos.
El padre Samuel Arancibia, Capellán General de Duoc UC, detalla que es muy potente que las vigas quemadas caídas de la techumbre de la parroquia incendiada, se conviertan en una cruz que usará el Papa, porque la cruz es la respuesta de Dios al mal, no es la venganza, es la redención a través de la cruz. “El trabajo realizado ahí no sólo evidenció una labor de limpieza del lugar, también fue testimonio de una Iglesia joven que se renueva a través del perdón, de una pastoral discipular y samaritana que construye la civilización del amor y pone sus manos al servicio de quienes sufren”, agrega el padre Samuel.